La boda de Paula e Ivan se celebró en Zamora, en la iglesia de San Juan, y el coctel, cena y fiesta en la finca Maradela.
Lo primero que me sorprendió de esta boda fue el vestido de Paula, un vestido rojo con bordados negros.
Pero no fue lo único, pues fue una boda llena de sorpresas y detalles, como los calcetines personalizados para el novio, el suegro, etc.
Y es que si la petición de boda fue original, Ivan se lo pidió a Paula en una rotonda, la boda no podía ser de otra manera.
Como ya he dicho, la ceremonia se celebró en Zamora capital, en la iglesia de San Juan.
Y al salir se puso a llover, cosa que aprovecharon los novios para cantar bajo la lluvia y acercarse a la Valenciana, a tomar un heladito.
De aquí, y nada menos que en un Porsche, nos fuimos a la finca Maradela, donde celebraron una mini boda civil con el rito de la arena oficiada por una de las damas de honor.
Trás esto se celebró el coctel y después pasamos a la cena.
De todas las bodas en las que he estado esta es la cena en la que más regalos personalizados se han dado, y además regalos currados, tratando de sorprender a cada invitado con el que más se adecuara a él. Solo tenéis que ver las caras de sorpresa y de alegría de la gente.
A la hora de la fiesta hubo otra sorpresa, apareció Vicente, el gerente de la Valenciana Shock, con su carrito de helados, y claro, hubo colas porque todos queríamos uno.
Y a partir de aquí comenzó la fiesta, con la gente bailando todo lo que sonaba, paseando por toda la sala el cuadro del facebook que había para el photocall, y pasándolo estupendamente.
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