La boda de Belén y Diego fue una de esas bodas que te sorprende desde el primer momento pues la comenzamos con la peluquería del novio, algo que no es muy habitual, ya que lo normal es que comenzamos con el maquillaje y peluquería de la novia, para pasar después a los preparativos del novio en su casa.
Belén en vez de ir a una peluquería o salón de belleza prefirió estar más relajada y peinarse y maquillarse en la casa de sus padres.
Diego también se cambió en la casa de su familia, rodeado de su gente.
La ceremonia se celebró en la iglesia de San Ildefonso y a la salida no faltaron invitados con sombreros típicos de Córdoba, la ciudad del novio, Diego.
De aquí nos fuimos a Coreses, al hotel Convento I, donde durante el cóctel Belén reunió a todas las invitadas y lanzó el ramo, pero tuvo que hacerlo dos veces porque en la primera se le coló un espontáneo entre las chicas y fue el que lo cogió, por lo que hubo que repetir el lanzamiento pero esta vez sin hombres jeje.
Al entrar al restaurante las amigas de la novia sorprendieron a Belen con un peluche gigante, una vaca, que había sido la que las acompañó en la despedida de soltera de Belén.
La vaca también acompañó a la pareja durante la fiesta, y dio mucho mucho juego, ya que en un principio formó parte del photocall, y más tarde paso a ser un elemento más de la pista, en algunos momentos llevado por los invitados y en otros por Belén, la novia.
Para su postboda Belén y Diego quisieron cambiar de aires e ir a la playa y para eso eligieron Gijón, pero eso ya es otra historia, y la contaremos en el próximo post.
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